A la hora de afrontar el diseño del edificio tomamos consciencia de que tanto por su posición tangente a la carretera como por su uso policial era necesario proyectar un edificio introvertido, opaco a las visuales exterior-interior. Al mismo tiempo, el edificio debía acercarse al ciudadano, humanizando su imagen exterior e interior.

Encontramos la respuesta en la arquitectura mediterránea, por su carácter intimista y su luminosidad caracterizada por el patio y el blanco . Estos dos elementos permitirán fusionar la opacidad exterior con la humanización e integración del edificio en su entorno.

El hecho de que el programa fuera muy estricto y poco flexible se refleja en la composición del edificio, tomando éste un formalismo que es traducción directa de su programa hacia el exterior.

La organización es una espina que jerarquiza las circulaciones y piezas que lo componen:

El cuerpo central longitudinal de más altura contiene el acceso principal, los núcleos de comunicaciones verticales y horizontales, los servicios e instalaciones. Éste volumen actúa como eje vertebrador del conjunto. Permite independizar las circulaciones entre el personal administrativo, el policial y los detenidos. Adosados a esta espina aparecen diferentes cuerpos blancos albergando las oficinas, salas de descanso, zonas de enterramiento, aulas, atención al público y zona de detenidos. Estos cuerpos rompen con la contundencia de la construcción con una escala más humana y una imagen más autóctona.